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Meditaciones sobre la caza de Ortega y Gasset

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José Ortega y Gasset (1883-1955), pese a no ser conocido por ser un gran cazador, redactó en 1942, a petición de su amigo, el conde de Yebes, sus Meditaciones sobre la Caza.


Si bien es cierto que el texto es relativamente antiguo, este hecho no le resta en absoluto pertinencia ni actualidad pues el discurso de Ortega y Gasset trasciende todas las épocas. En contra de toda forma de progresismo, nos devuelve de forma anacrónica al recuerdo paleolítico de la humanidad, libre de las ataduras del presente, inspirando a todos los hombres con respecto a lo que fundamentalmente les caracteriza como humanos frente a la naturaleza salvaje y el mundo animal.

Leyendo a Ortega y Gasset, la caza se refleja simultáneamente como un privilegio y una limitación. Es un privilegio porque constituye una forma de distracción en el sentido auténtico del término, una manera de forjar la propia felicidad independientemente del trabajo, lujosa por esencia, que contribuye, a lo largo de los siglos, a educar y formar el carácter. Pero también es una limitación: en la caza deportiva, el hombre renuncia libremente a la «supremacía» de su humanidad. Restringe sus capacidades técnicas para «entrar en la naturaleza», consciente de que el hombre y el animal pertenecen a dos sistemas distintos y jerárquicos, pero que aquí comparten una «igualdad de oportunidades». A diferencia de la tauromaquia, la caza consiste en limitar la presión sobre el animal y ponerse, con todos los subterfugios que esto implica, al mismo nivel que él (como una flecha que podría ser lanzada del animal hacia el hombre). Se trata, por tanto, de una serie de profundas reflexiones que invitan a la contemplación y que refuerzan naturalmente la posición de los cazadores de hoy en día, quienes se ven agobiados por la pesada burocracia y por la incompetencia calumniosa de sus detractores, que buscan obligarlos a abandonar definitivamente las armas en nombre de la superficialidad del mundo moderno.

Finalmente, el autor nos ofrece aquí un verdadero alegato a favor del acercamiento entre el hombre y su territorio. Cuando Ortega y Gasset escribió que «Yo soy yo y mi circunstancia», es porque quería expresar contextualmente toda la fuerza de los lazos que históricamente han existido entre el hombre y la naturaleza, lazos que Ortega y Gasset ilustra magistralmente al afirmar que es precisamente cuando el hombre excluye por sí mismo a otros depredadores de su territorio cuando lleva a cabo un acto fundacional constitutivo de su propia cultura. Es lo que él llama el «privilegio territorial».

 

Olivier Eichenlaub

Texto original: Institut Iliade (https://institut-iliade.com/jose-ortega-y-gasset-meditations-sur-la-chasse/)