Pagina de inicio » Presentación de Tolkien, Europa y la tradición en Barcelona
Presentación de Tolkien, Europa y la tradición en Barcelona

Presentación de Tolkien, Europa y la tradición en Barcelona

par

en

«Me había dado una tarea, cuya arrogancia admití plenamente y que me hizo estremecer – para ser preciso: facilitar a los ingleses una tradición épica y presentarles una mitología propia -, y lo que es una Cosa maravillosa es que se me diga que he tenido éxito, al menos aquellos que aún no tienen oscurecidos el corazón y la mente.»

En el borrador de esta carta fechada el 14 de enero de 1956, John Ronald Reuel Tolkien afirmaba en pocas palabras que era su intención literaria publicar El Señor de los Anillos dos años antes. Este regalo que hizo a los ingleses es sin duda uno de los mejores regalos que un autor de alto rango puede ofrecer a los de su pueblo.

Esta mitología contemporánea, alimentada por la tradición épica, ha tenido sin embargo una acogida mucho más amplia, rebasando las estrictas fronteras de Inglaterra. Tuvo notables ecos, primero en toda Europa –de la que la Tierra Media es una transposición imaginaria– y, en consecuencia, en todo el mundo. Gracias a Tolkien, tenemos una verdadera mitología contemporánea que resuena en el universo mental de los europeos de hoy. Tolkien ofrece al europeo la visión de un mundo que nos parece extraño, pero solo en apariencia, porque, al mirarlo más de cerca, en realidad nos resulta muy familiar, nos da esta impresión de deja-vu. El poder de la obra de Tolkien radica en que logra sacar a relucir una profunda fascinación y ofrece un verdadero re-encantamiento del mundo. La imaginación hace su trabajo. Se pone en marcha. Hace surgir en nosotros extrañas representaciones que se enfrentan a la razón. Pero la razón las acepta, porque saca su origen de la misma fuente que estas representaciones. A partir de entonces, estos principios inspiradores, a través de esta visión tan íntima, se ponen en marcha, cobrando fuerza. Así, cuanto mayor es la inspiración moral, más revive el mito y más se intensifica el realismo.

El mito cobra así todo su sentido, y da a luz en nosotros a un pensamiento, una forma de soñar, sentimientos poderosos y, sobre todo, el hecho de querer participar en la aventura. Así, encontramos aquí la definición completa de lo que es un mito: un mito no es más que un medio para orientar la acción. Con esto queremos decir que las acciones nacen del mito, que es un principio conductor que da un impulso, una dirección a seguir. Así, para nosotros, desde el Instituto Iliade, la vida de Dominique Venner se nos aparece como nuestro mito, el que ha guiado nuestras actuaciones durante casi una década. Hacemos frente, en nuestra época, a una crisis del mito. Pero necesitamos el mito. Sin él, la acción no podría orientarse. A su manera, el mito nacido de la pluma de Tolkien dirige nuestras acciones. Nos indica dos maneras de no ceder ante el Enemigo. La primera de estas maneras es operar según la forma de vida de los Hobbits, quienes tienen una relación sensorial con el mundo, sacando de ello también una cierta espiritualidad volcada hacia la contemplación de la naturaleza y el hecho de vivir en ella, en el sentido heideggeriano del término. Vivir con y entre la naturaleza. La segunda de estas maneras de dirigir nuestras acciones es tomar parte en el combate. Para nosotros, en la lucha cultural, en la Kulturkampf. Porque si este combate no se da, si abandonamos el campo, sólo nos queda deponer las armas. Ahora bien, este vae victis, este «¡ay de los vencidos!» nos resulta detestable y nunca seremos derrotistas. Scutum reliquisse praecipuum flagitium, «abandonar el propio escudo es el colmo de la vergüenza», dijo Tácito. La parte de heroísmo que hay en nosotros nos impide decirle adiós a la Historia. Somos Hombres de Gondor, somos Hombres de Rohan. Seguimos siendo Hobbits, los verdaderos héroes de Tolkien, que recuperan su tierra del Enemigo: la Comarca. El mito lo tenemos de nuestro lado o al menos somos los únicos que todavía hoy le dan una importancia protagónica. Que este mito nos guíe, mientras el lobo gris ya está en nuestra puerta. Que nos estructure, a nosotros los europeos que nos negamos a ceder. Que nos permita, por la orientación que da a nuestras acciones, conferirnos la victoria.

Es de pensar que estamos al final de una Era, en un momento de crisis, de transición. En una época en que es importante para nosotros estar preparados frente a este mundo tambaleante. En un momento decisivo de la Historia en la que tenemos una cita con el destino. Las luces de advertencia están comenzando a encenderse y el mensaje crucial nos está llegando. ¿Podremos atender la llamada? Tendremos que hacerlo, porque nos estamos quedando sin tiempo. Si no actuamos, sólo podremos declamar como mantras estos melancólicos Ubi sunt [significa ¿Dónde están? Y se refiere a la fugacidad de las glorias mundanas] de tiempos pasados: Frod in ferðe, feor oft gemon / wælsleahta used, ond þas word acwið: / Hwær cwom mearg? Hwaer cwom mago? Hwær cwom maþþumgyfa? / Hwær cwom symbla gesetu? Hwaer sindon seledreamas? “La mente sabia a menudo recordará en el pasado / La gran cantidad de carnicerías y pronunciará estas palabras: / ¿Adónde se ha ido el caballo? ¿Adónde fue el guerrero? ¿Adónde se ha ido el príncipe generoso? / ¿Adónde han ido los salones de fiestas? ¿Dónde están los regocijos de palacio?” como podemos leer en el poema en inglés antiguo El vagabundo (v. 90-93) [es un poema de 115 versos escrito en inglés antiguo que se conserva únicamente en una antología conocida como el Libro de Exeter. Es anónimo y se cree que puede ser del siglo X o incluso anterior].

Tolkien encendió en el corazón de los hombres de nuestro tiempo una poderosa llama que nos confiere altura, nobles sentimientos, así como una inquebrantable dignidad. Nos recuerda a través de la imaginación que las culturas europeas no están condenadas a morir de frío, que permanecerán mientras los hombres y las mujeres no hayan caído bajo el yugo del Anillo. Ac onwacnigeað nu, wigend mine, / habbað eowre linda, hicgeaþ on ellen, / winnað on orde, wesað onmode! “¡Pero despertad ahora, mis guerreros! / ¡Tomad vuestros escudos de tilo, pensad en el acto de valentía, / luchad en la vanguardia, sed decididos!” dice el poema en inglés antiguo La batalla de Finnsburg (v. 10-12). La lucha cultural es nuestra. Hagamos nuestras también estas palabras pronunciadas por Elendil a su llegada a la Tierra Media tras la caída de Númenor, repetidas por Aragorn en su coronación en Minas Tirith: Et Eärello Endorenna utúlien. / Sinome maruvan ar Hildinyar / tenn’ Ambar-metta! “Desde el Gran Mar a la Tierra Media he venido. / En este lugar moraremos yo y mis descendientes, / ¡hasta el Fin del Mundo!” No nos importa si llega Ragnarök, el crepúsculo de los dioses, porque estamos listos, nos mantendremos firmes y venceremos.

Armand Berger

Armand Berger, Tolkien, Europa y la tradición, colección Larga Memoria, Nº 4, Ediciones Fides, 2022